Leyendo el blog de Marilink me topé con un enlace a un reportaje del País que me pareció muy interesante. El reportaje, titulado "No soy racista, pero eres un negro de mierda" aborda el tema de los insultos que recibió Hamilton en Cataluña. Ya sin entrar en cuestiones de la F1, este reportaje me ha hecho pensar en cómo el lenguaje no siempre quiere decir lo mismo según cómo lo digamos o hacia quién o con qué finalidad.
En el reportaje se explica que las personas que profirieron esos insultos no tenían una finalidad racista en sí misma, no despreciaban a ese hombre por el color de su piel sino que más bien lo utilizaban sólo como excusa para poder atacarle y ofenderle porque según psicólogos sólo significaba: "Es el rival de Fernando Alonso y fue malo y desleal con él la temporada pasada cuando compartieron equipo". Sólo eso, no implica directamente que esas personas sean en el fondo racistas.
Es interesante la verdad el analizar este tipo de cuestiones y estoy segura que podemos aplicárnoslo a nosotros mismos. A ver, pensemos, seamos sinceros. ¿A que cuando nos cae mal una persona, utilizamos adjetivos para referirnos a ellos de una manera que nunca se nos ocurriría aplicar a personas que nos caen bien? Así, calificativos como gordo, calvo, cuatro ojos, enano, imberbe, blancucha, tabla de planchar, tetona, larguirucho, barbudo, etc etc son adjetivos físicos que aplicamos con tono despectivo y normalmente seguido de más lindezas del estilo "de mierda" a personas que nos caen francamente mal. ¿Quiere eso decir que somos racistas? Pues no sé qué deciros, estamos desde luego despreciando a alguien por una cualidad física pero no creo que seamos racistas si eso sólo se está aplicando a una persona concreta que nos cae mal por otras circunstancias y no extrapolamos ese sentimiento a todas las personas que compartan esa cualidad física, ¿no?
Otra cuestión totalmente distinta aparte del uso que hagamos del lenguaje en nuestras cabezas para pensar sobre alguien es el que hagamos de él de boca para afuera. La educación hay que mantenerla y no me parece a mí que esté muy bien soltarle a la cara estas cosas a nadie, que nunca se sabe cuando alguien puede tener realmente un cierto trauma por alguna cuestión física y le podamos herir mucho más de lo que pensásemos en un principio.
En fin, sólo una pequeña reflexión que me hizo tener el reportaje para que nos demos cuenta de lo distinto que se puede ver un comentario despectivo dependiendo de las circunstancias (en el artículo mencionan que por el norte andan que echan chispas mientras que las autoridades españolas no le dan mucha importancia).
domingo, 10 de febrero de 2008
Significado de los insultos
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